DESGARRADOR Y DESTACABLE. A pesar del dolor, los hinchas despieron al equipo con aplausos |
Siempre se dijo en manera de cargada futbolística
que River e Independiente son un matrimonio. La buena relación que siempre
existió entre las dos hinchadas así lo demostraba. Ambos equipos compartieron
siempre una filosofía de juego que enamoraba a sus hinchas y que durante mucho
tiempo los hizo ser reconocidos por el mundo entero como los dos equipos que
mejor jugaban a la pelota del país. Pero no solo eso fue una similitud, también
fueron representados por grandes jugadores y se bañaron de títulos nacionales e
internacionales durante más de 100 años. Aunque hoy todo eso queda al margen
cuando se menciona las más triste e inesperada de las coincidencias: Estas dos
INMENSAS instituciones descendieron.
El caso del “rojo”
fue muy similar a la agonía por la que transitó el “millonario” previo a perder
la categoría. Tuvieron durante el último año y medio (se cuentan 3 para el
promedio que condena a los peores equipos) a un presidente ladrón y otro con
muchas limitaciones. En el caso de los de Núñez José María Aguilar se fue dejando
un club destruido el cual quedó en manos de un Daniel Pasarella que prometió
todas las medidas que el hincha quería pero que después nunca cumplió tomando decisiones
MALÍSIMAS que agudizaron la campaña de un equipo. Por el lado del Avellaneda la
persona que todos quieren ver presa se llama Julio Comparada. Este señor, que
arrancó su “gestión” casi al mismo tiempo que Aguilar, dejó al club con una
deuda millonaria y en los últimos lugares cuando había prometido transparencia
y protagonismo deportivo. El que tomó el mando garantizando soluciones fue
Javier Cantero quien centró su atención en la muy meritoria lucha por sacar a
los barras bravas de la institución, pero pareció olvidarse del equipo. Cuando
las papas ya empezaban a quemar, tanto Pasarella como Cantero pusieron en el
banco de suplentes Juan José López y Cristian Díaz respectivamente. Dos personas
de las entrañas de cada uno pero evidentemente incapaces para manejar semejante
situación. Fueron dos errores graves que hoy se están pagando.
La diferencia que si hubo entre el mandamás del “diablo” sobre el de la banda es que él si le
hizo caso a la hinchada antes de la tragedia (deportiva, obvio). Contrató al
querido Américo Rubén Gallego, último hacedor de un trofeo local en 2002 y de buena segunda
etapa años posteriores, con la certeza de que sería el indicado para sacar adelante un
preocupante presente. Pero el “tolo” se copió se sus colegas que estuvieron
en River antes del descenso ninguneando el promedio con la frase tantas veces
escuchadas por esos años en los pasillos del Monumental “No nos vamos a ir porque
somos muy grandes”. Eso no lo discute nadie en ninguno de los casos, pero ¿Tan difícil
era aprender la lección?
La campaña
fue paupérrima y se sumó a las del inexperto Daniel Garnero (de los 7 partidos
que dirigió no ganó ninguno), Antonio Mohamed, quien a pesar de coronarse en la
Copa Sudamericana no pudo levantar cabeza en el ámbito local, el renombrado Ramón Díaz que se fue por la
puerta de atrás, la del ya mencionado incapaz Cristian Díaz y la del pobre, muy
pobre Miguel Brindisi que hizo lo que pudo en estos últimos diez partidos
cuando la suerte ya estaba echada.
Pero claro
que no toda la culpa es de los dirigentes o técnicos, los que entran a la
cancha son jugadores que a lo largo de este tiempo no estuvieron a la altura de
las circunstancias. El querido Daniel Montenegro llegó a colaborar con un nivel
bajísimo, Ernesto Farías hizo muy pocos
goles para lo que marca su gran carrera, Luciano Leguizamón llegó como goleador
de Arsenal y vivió lesionado al igual que
el mundialista Jonathan Santana, Claudio Morel Rodríguez nunca fue el de Boca y
San Lorenzo, Eduardo Tuzzio bajó mucho su nivel después de ganar la copa y
bueno, el colombiano Juan Caicedo parece que nunca se enteró de donde lo habían
contratado. Estos solo algunos de los nombres que, a pesar de su experiencia, los desbordó la
situación y que con el correr de los partidos y ya con la soga al cuello fueron
perdiendo su lugar con chicos de las inferiores a los que hoy descender con su
amado equipo los marcará para toda su carrera.
Independiente,
un Independiente cargado de glorias, títulos y reconocimientos no fue capaz,
seguramente por falta de costumbre, de evitar algo impensado por mis padres y
mis abuelos: A partir de agosto jugará en la B Nacional. Pero como dije en su momento
con River: En un club como este es mucho más fácil salir campeón que llegar a
esta situación ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE ESTO SE SIGA DANDO? ¿CÓMO CARAJO
PUEDE SER QUE TODAVÍA EXISTA GENTE QUE SE SIGA CAGANDO DE RISA DE LA HISTORIA GLORIOSA
DEL CLUB QUE SUPUESTAMENTE AMA? ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE ESTAS PERSONAS SIGAN
LIBRES? ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE EL INMENSO CAI HAYA DESCENDIDO? Lo siento “rojo”,
de corazón. Y como a cualquier pareja a
la que separan, te voy a extrañar.
muy linda nota leo y si nadie como dos grandes equipos descendieron ojala estemos pronto al lugar donde no tendríamos que habernos ido nunca, saludos hermano
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