domingo, 16 de junio de 2013

LO MANDARON AL DIABLO

DESGARRADOR Y DESTACABLE.
A pesar del dolor, los hinchas
despieron al equipo con aplausos
 Siempre se dijo en manera de cargada futbolística que River e Independiente son un matrimonio. La buena relación que siempre existió entre las dos hinchadas así lo demostraba. Ambos equipos compartieron siempre una filosofía de juego que enamoraba a sus hinchas y que durante mucho tiempo los hizo ser reconocidos por el mundo entero como los dos equipos que mejor jugaban a la pelota del país. Pero no solo eso fue una similitud, también fueron representados por grandes jugadores y se bañaron de títulos nacionales e internacionales durante más de 100 años. Aunque hoy todo eso queda al margen cuando se menciona las más triste e inesperada de las coincidencias: Estas dos INMENSAS instituciones descendieron.
  El caso del “rojo” fue muy similar a la agonía por la que transitó el “millonario” previo a perder la categoría. Tuvieron durante el último año y medio (se cuentan 3 para el promedio que condena a los peores equipos) a un presidente ladrón y otro con muchas limitaciones. En el caso de los de Núñez José María Aguilar se fue dejando un club destruido el cual quedó en manos de un Daniel Pasarella que prometió todas las medidas que el hincha quería pero que después nunca cumplió tomando decisiones MALÍSIMAS que agudizaron la campaña de un equipo. Por el lado del Avellaneda la persona que todos quieren ver presa se llama Julio Comparada. Este señor, que arrancó su “gestión” casi al mismo tiempo que Aguilar, dejó al club con una deuda millonaria y en los últimos lugares cuando había prometido transparencia y protagonismo deportivo. El que tomó el mando garantizando  soluciones fue Javier Cantero quien centró su atención en la muy meritoria lucha por sacar a los barras bravas de la institución, pero pareció olvidarse del equipo. Cuando las papas ya empezaban a quemar, tanto Pasarella como Cantero pusieron en el banco de suplentes Juan José López y Cristian Díaz respectivamente. Dos personas de las entrañas de cada uno pero evidentemente incapaces para manejar semejante situación. Fueron dos errores graves que hoy se están pagando.
La diferencia que si hubo entre el mandamás del  “diablo” sobre el de la banda es que él si le hizo caso a la hinchada antes de la tragedia (deportiva, obvio). Contrató al querido Américo Rubén Gallego, último hacedor  de un trofeo local en 2002 y de buena segunda etapa años posteriores, con la certeza de que sería el indicado para sacar adelante un preocupante presente. Pero el “tolo” se copió se sus colegas que estuvieron en River antes del descenso ninguneando el promedio con la frase tantas veces escuchadas por esos años en los pasillos del Monumental “No nos vamos a ir porque somos muy grandes”. Eso no lo discute nadie en ninguno de los casos, pero ¿Tan difícil era aprender la lección?
 La campaña fue paupérrima y se sumó a las del inexperto Daniel Garnero (de los 7 partidos que dirigió no ganó ninguno), Antonio Mohamed, quien a pesar de coronarse en  la Copa Sudamericana no pudo levantar cabeza en el ámbito local,  el renombrado Ramón Díaz que se fue por la puerta de atrás, la del ya mencionado incapaz Cristian Díaz y la del pobre, muy pobre Miguel Brindisi que hizo lo que pudo en estos últimos diez partidos cuando la suerte ya estaba echada.   
 Pero claro que no toda la culpa es de los dirigentes o técnicos, los que entran a la cancha son jugadores que a lo largo de este tiempo no estuvieron a la altura de las circunstancias. El querido Daniel Montenegro llegó a colaborar con un nivel bajísimo,  Ernesto Farías hizo muy pocos goles para lo que marca su gran carrera, Luciano Leguizamón llegó como goleador de Arsenal y vivió lesionado al igual que el mundialista Jonathan Santana, Claudio Morel Rodríguez nunca fue el de Boca y San Lorenzo, Eduardo Tuzzio bajó mucho su nivel después de ganar la copa y bueno, el colombiano Juan Caicedo parece que nunca se enteró de donde lo habían contratado. Estos solo algunos de los nombres que,  a pesar de su experiencia, los desbordó la situación y que con el correr de los partidos y ya con la soga al cuello fueron perdiendo su lugar con chicos de las inferiores a los que hoy descender con su amado equipo los marcará para toda su carrera.

 Independiente, un Independiente cargado de glorias, títulos y reconocimientos no fue capaz, seguramente por falta de costumbre, de evitar algo impensado por mis padres y mis abuelos: A partir de agosto jugará en  la B Nacional. Pero como dije en su momento con River: En un club como este es mucho más fácil salir campeón que llegar a esta situación ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE ESTO SE SIGA DANDO? ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE TODAVÍA EXISTA GENTE QUE SE SIGA CAGANDO DE RISA DE LA HISTORIA GLORIOSA DEL CLUB QUE SUPUESTAMENTE AMA? ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE ESTAS PERSONAS SIGAN LIBRES? ¿CÓMO CARAJO PUEDE SER QUE EL INMENSO CAI HAYA DESCENDIDO? Lo siento “rojo”, de corazón. Y como  a cualquier pareja a la que separan, te voy a extrañar.  

1 comentario:

  1. muy linda nota leo y si nadie como dos grandes equipos descendieron ojala estemos pronto al lugar donde no tendríamos que habernos ido nunca, saludos hermano

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