YA LA MORDIÓ 8 VECES. Nadal volvió a ganar en Roland Garros... y lo seguirá haciendo. |
Una vez
más y van… ¡8! Rafael Nadal volvió a coronarse en su Roland Garros y escribe
cada vez más fuerte su nombre en la historia grande del tenis. Con esta nueva
coronación superó a Roger Federer y a Pete Sampras como el único jugador de la
historia en ganar tantas veces un mismo Grand Slam (el suizo y el
estadounidense levantaron en 7 oportunidades el trofeo en Wimbledon). También
llegó a 59 victorias en el abierto francés y dejó atrás el hasta hoy récord del
mismo Federer y de Guillermo Vilas quienes se jactaban de haber ganado más que
nadie. Claro, la diferencia ABISMAL que pose Rafa sobre el resto es que perdió
¡un solo partido! En este torneo desde que debutó en 2005. Increíble.
Su vuelta al circuito fue sorprendente,
incluso en una persona como él que nos tiene acostumbrados a cosas fuera de lo
común. Después de siete meses inactivos, decidió volver al circuito en la gira Latinoamericana de principio de año. A pesar del tropiezo en Chile donde cayó en la final con
el “humilde” argentino Horacio Zeballos, Rafa estaba empezando una racha
impensada en ese momento: En todos los torneos que disputó llegó al partido
definitorio con una marca envidiable de 7 victorias y solo 2 derrotas.
Nadal con el paso de sus títulos cada vez más
relevantes a nivel de jerarquía se daba cuenta que aquella brecha que marcó que
existía entre los mejores y él no era tal. Haberse impuesto en tres de los
cinco Masters 1000 jugados en el año demostraba que volvía a ser el de antes y
que podía aspirar a mucho más de lo inicialmente planificado. ¿Y qué mejor que
confirmar esto jugando en lo que ya es el jardín de su casa?
El mallorquín regresaba a Roland
Garros donde se había impuesto siempre (a excepción del 2009 donde fue derrotado
en 8vos de final con el hoy enfermo y desaparecido del circuito el sueco Robin
Soderling) con la confianza suficiente para hacerlo una vez más. Como ya es
costumbre su camino a la corona, fue de
menor a mayor. Cedió un par de set en sus partidos iniciales y no se lo veía
sólido en su juego. Pero con el correr de los partidos, y a medida de que la
vara se iba levantando, apareció en su
esplendor. La victoria muy fácil ante Stanislas Wawrinka, quien sin duda es uno
de los mejores tenistas de 2013, en cuartos colocaba su rendimiento muy alto de cara a su desafío más difícil. Y si, por
que por los caprichos de un cuadro que parecía poco saber del tema, la final
que todos queríamos era una de las semis. Se sabía que el único capaz de
quitarle la corona al español era el número uno del mundo. Novak Djokovic ya lo
había destronado de su otra casa semanas antes ganándole la definición de
Montecarlo y se presentaba en Francia con el
objetivo de conseguir el Grand Slam que le faltaba. Promesa, como
siempre que se enfrentan estos dos MOUNSTROS, de partidazo. Promesa, como
siempre que se enfrentan estos dos MOUNSTROS, cumplida. Fue uno de esos típicos encuentros en el que
uno critica al tenis por no admitir empates. Ambos dieron todo lo que tenían y
brindaron, una vez más, un espectáculo difícil de olvidar. Fue 9-7 en el quinto
para Nadal y la sensación de que “el” paso estaba dado.
En la final con Federer eliminado y Murray sin
jugar por lesión lo esperaba el mejor que quedaba. Como el mismo David Ferrer
se describe “el mejor tenista de los humanos”. El valenciano llegaba a su
primera final de un torneo grande a los 31 años riéndose así de los que lo
llaman viejo. Todo al ambiente del tenis se alegró de este presente de un
jugador laburante de la profesión que
al no tener tanto marketing no llega a ser tan reconocido como él se lo merece.
Ferrer es un fenómeno, que tuvo la mala suerte de compartir años con cuatro
extraterrestres que lo relegan a un muy meritorio quinto lugar. Y hoy más allá
de la clara derrota, tuvo el merecidísimo premio de ¡Jugar la final de Roland Garros! Que
groso este chabón.
El inobjetable 6-3 6-2 6-3 con el que Rafael
Nadal gritó campeón hoy convierte al segundo Grand Slam del año en quizás el
más aburrido de todos. Pocos, por no
decir nadie, se imaginaba un resultado diferente a este que se dio. Aunque
también vale destacar que este octavo título no solo sirvió para demostrar una
vez más que “la fiera” no tiene rival en París, sino además dejó a las claras
que tiene capacidad mental suficiente para volver a ser el mismo fenómeno de
siempre cuando muchos dudaban, incluso, de si iba a volver a jugar al tenis.
Una vez más nos rendimos ante vos, Rafa.
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