domingo, 9 de junio de 2013

AburridaMENTE BRILLANTE

YA LA MORDIÓ 8 VECES.
Nadal volvió a ganar en Roland Garros...
y lo seguirá haciendo.
Una vez más y van… ¡8! Rafael Nadal volvió a coronarse en su Roland Garros y escribe cada vez más fuerte su nombre en la historia grande del tenis. Con esta nueva coronación superó a Roger Federer y a Pete Sampras como el único jugador de la historia en ganar tantas veces un mismo Grand Slam (el suizo y el estadounidense levantaron en 7 oportunidades el trofeo en Wimbledon). También llegó a 59 victorias en el abierto francés y dejó atrás el hasta hoy récord del mismo Federer y de Guillermo Vilas quienes se jactaban de haber ganado más que nadie. Claro, la diferencia ABISMAL que pose Rafa sobre el resto es que perdió ¡un solo partido! En este torneo desde que debutó en 2005. Increíble.
 Su vuelta al circuito fue sorprendente, incluso en una persona como él que nos tiene acostumbrados a cosas fuera de lo común. Después de siete meses inactivos, decidió volver al circuito en la gira Latinoamericana  de principio de año. A pesar del tropiezo en Chile donde cayó en la final con el “humilde” argentino Horacio Zeballos, Rafa estaba empezando una racha impensada en ese momento: En todos los torneos que disputó llegó al partido definitorio con una marca envidiable de 7 victorias y solo 2 derrotas.
 Nadal con el paso de sus títulos cada vez más relevantes a nivel de jerarquía se daba cuenta que aquella brecha que marcó que existía entre los mejores y él no era tal. Haberse impuesto en tres de los cinco Masters 1000 jugados en el año demostraba que volvía a ser el de antes y que podía aspirar a mucho más de lo inicialmente planificado. ¿Y qué mejor que confirmar esto jugando en lo que ya es el jardín de su casa?
 El mallorquín regresaba a Roland Garros donde se había impuesto siempre (a excepción del 2009 donde fue derrotado en 8vos de final con el hoy enfermo y desaparecido del circuito el sueco Robin Soderling) con la confianza suficiente para hacerlo una vez más. Como ya es costumbre  su camino a la corona, fue de menor a mayor. Cedió un par de set en sus partidos iniciales y no se lo veía sólido en su juego. Pero con el correr de los partidos, y a medida de que la vara se iba levantando,  apareció en su esplendor. La victoria muy fácil ante Stanislas Wawrinka, quien sin duda es uno de los mejores tenistas de 2013, en cuartos colocaba su rendimiento muy alto  de cara a su desafío más difícil. Y si, por que por los caprichos de un cuadro que parecía poco saber del tema, la final que todos queríamos era una de las semis. Se sabía que el único capaz de quitarle la corona al español era el número uno del mundo. Novak Djokovic ya lo había destronado de su otra casa semanas antes ganándole la definición de Montecarlo y se presentaba en Francia con el  objetivo de conseguir el Grand Slam que le faltaba. Promesa, como siempre que se enfrentan estos dos MOUNSTROS, de partidazo. Promesa, como siempre que se enfrentan estos dos MOUNSTROS, cumplida.  Fue uno de esos típicos encuentros en el que uno critica al tenis por no admitir empates. Ambos dieron todo lo que tenían y brindaron, una vez más, un espectáculo difícil de olvidar. Fue 9-7 en el quinto para Nadal y la sensación de que “el” paso estaba dado.
 En la final con Federer eliminado y Murray sin jugar por lesión lo esperaba el mejor que quedaba. Como el mismo David Ferrer se describe “el mejor tenista de los humanos”. El valenciano llegaba a su primera final de un torneo grande a los 31 años riéndose así de los que lo llaman viejo. Todo al ambiente del tenis se alegró de este presente de un jugador laburante de la profesión que al no tener tanto marketing no llega a ser tan reconocido como él se lo merece. Ferrer es un fenómeno, que tuvo la mala suerte de compartir años con cuatro extraterrestres que lo relegan a un muy meritorio quinto lugar. Y hoy más allá de la clara derrota, tuvo el merecidísimo  premio de ¡Jugar la final de Roland Garros! Que groso este chabón. 
 El inobjetable 6-3 6-2 6-3 con el que Rafael Nadal gritó campeón hoy convierte al segundo Grand Slam del año en quizás el más aburrido de todos. Pocos, por no decir nadie, se imaginaba un resultado diferente a este que se dio. Aunque también vale destacar que este octavo título no solo sirvió para demostrar una vez más que “la fiera” no tiene rival en París, sino además dejó a las claras que tiene capacidad mental suficiente para volver a ser el mismo fenómeno de siempre cuando muchos dudaban, incluso, de si iba a volver a jugar al tenis. Una vez más nos rendimos ante vos, Rafa.  

  

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