Un domingo atípico se vivió en el ambiente del tenis
argentino. Después de tantos años de alegrías y triunfos épicos hoy se vivía el
momento más crítico de los últimos 12 años en esta competencia tan deseada como
es la Copa Davis. El equipo nacional llegaba al día domingo 1-2 frente a Israel
sin margen de error si lo que quería era conservar su plaza en el Grupo Mundial
2015. La derrota en 5 sets del dobles de ayer ponía contra las cuerdas a los
capitaneados por Martín Jaite y el famoso “fantasma de la B” que asustó y
condenó a varios equipos en el fútbol ahora se trasladaba al tenis.
Claro que las
chances de dar vuelta la cuestión existían. La jerarquía de los equipos así lo
demostraba (por lo menos en ranking). Pero las dudas que habían dejado los
protagonistas en los primeros tres puntos (inclusive en la victoria de Leonardo
Mayer el viernes) más la presión que significaba perder y descender dejaba todo
bajo un manto de incertidumbre. Mayer, quien el mismo reconoció no haber jugado
bien en su victoria del primer día, se medía ante un el número 1 isralí Dudi
Sela que si bien había doblegado a Charly Berlocq nunca fue un claro dominador de ese encuentro. La
diferencia de más de 30 puestos en el escalafón del argentino no daban garantías. Nunca las da en una serie
de Davis. El nacido en Corrientes jugaba por primera vez siendo el abanderado
del equipo y había llegado la hora de demostrarlo. Vaya si lo hizo. Borró de la
cancha al pequeño jugador europeo con un categórico 6-2 6-1 y 6-4 con un nivel
propio del vigésimo quinto hombre del planeta. Sólido, plantado, con un saque demoledor
y una derecha intratable “yacaré” rozó la perfección levantando la mano para
ser una opción más que valorable pensando en el futuro.
Llegó el turno de Charly Berlocq que con más garra
que técnica se ganó el mote de “gladiador” en los últimos años. Desde antes de
salir a la cancha se sabía que el principal rival del chascomunense iba a ser más el ambiente y la circunstancia que
el rival. El ignoto Bar Botzer, 774 del mundo, en un partido normal poca fuerza
le puede hacer a alguien quien lleva años consolidado en el circuito. Y eso se
notó a las claras. Berlocq se enfocó en lo suyo y aplastó al chico de 20 años
cediendo apenas 6 games en todo el partido. La historia estaba definida.
Felizmente definida.
Argentina dio
vuelta una serie que algún momento se puso demasiado negra y no perderá la plaza en la elite que mantiene
desde el 2002. Ahora será hora de barajar y dar de nuevo. Con otro capitán, con
otro cuerpo de trabajo pero con la intención de volver a los primero planos.
Para que eso suceda se necesita la vuelta de Juan Martín Del Potro quien, según
manifestó el presidente de la Asociación Argentina de Tenis Arturo Grimaldi
días atrás, tendrá una importante injerencia en la elección del nuevo
conductor. Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla. Lo cierto es que hoy
poco importa el mañana. El equipo se sacó una mochila de una incontable
cantidad de kilos justificando un festejo en el que mandaron a la promoción
bien, bien lejos pero reconociendo que la misma los hizo parir. Y mucho.
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