domingo, 5 de mayo de 2013

EL GOL MÁS RÁPIDO, EL REENCUENTRO , LOS DOCE MINUTOS Y EL "YO NO"


Una nueva edición de uno de los espectáculos deportivos más convocantes del mundo se jugó hoy en “la bombonera”. Boca volvía a recibir a River luego de su triste  incursión en la B Nacional, con la imperiosa necesidad de ambos de ganar por razones muy distintas: el local tenía que cortar una racha de 10 partidos sin triunfos por torneos locales (la peor de toda su historia igualando la cosechada en la década del 50), que si bien no es su prioridad teniendo en cuenta su activa participación en la Copa Libertadores, incomoda a cualquiera y más a un grande. Y al visitante los tres puntos le servían para no perderles pisada a los líderes del Torneo Final.  Si mencionar que ganar un superclásico es un golpe anímico importantísimo siempre.
El partido arrancó con todo. En el primer avance, Juan Manuel Iturbe encaró a Guillermo Burdisso quien en su afán de recuperar la pelota generó un rebote cediéndosela a  Carlos Sánchez que lanzó un centro milimétrico a la cabeza  Manuel Lanzini. El juvenil sin ser, propiamente, un jugador de NBA en cuanto altura puso  la pelota a contra pierna de un Agustín Orión estático. ¡Corrían 44 segundos! y ya el partido estaba uno a cero a favor de los de Ramón Díaz. Pero esa ilusión de partidazo no solo se encendió con el gol más tempranero de todos los tiempos en este duelo.  Boca en los minutos posteriores se adueñó de las acciones y se acercaban con intenciones al arco de Barovero, aunque sin ideas. El que si sabía cómo lastimar era un River bien parado para defender y rápido para contraatacar. La velocidad del ex Cerro Porteño y Porto sumado a los errores defensivos recurrentes del “Xeneize” generaron 3 chances claras para que la diferencia sea mayor. Un atento Carruzzo a la hora de anticipar, y las imperfectas definiciones de Funes Mori y Sánchez no lo permitieron.
 El equipo de Carlos Bianchi manejaba la pelota pero no llegaba y le llegaban. Hasta que antes que termine el primer tiempo llegó su mejor jugada y su premio. Buena combinación de Santiago Silva y Walter Erviti que luego de entrar al área estuvo muy fino para frenar y cedérsela  al uruguayo quien se anticipó y casi desde el piso la punteo y la cambió de palo. Gol del empate y una cámara menos para el fotógrafo que se ubicó cerca del arco, pues “sufrió” otro festejo alocado del 9.
El segundo tiempo sumo solamente para la memoria de los espectadores. No hubo nada de juego pero si de momentos propios de un partido así. Promediando  ese período empezó el espectáculo para nada genuino de la hinchada local. Automáticamente desde los cuatro costados de la cancha empezaron con un show de bengalas y gente colgada de los alambrados impidiendo así que se pueda jugar. Durante varios minutos siguieron con la medida hasta que en un momento determinado todos se bajaron y permitieron que se reanude. Si no lo armaban, quizás no salía tan bien,  por eso.  Sumada esta interrupción más otra corta minutos después, el árbitro Germán Delfino (casi sale lesionado en el entretiempo, INSÓLITO) tuvo que adicionar la módica suma de 12 minutos.
Otro acontecimiento pintoresco de la jornada se originó producto de la expulsión de Ramón Díaz. La estructura de estadio obliga al técnico que es echado a recorrer todo el terreno de juego desde el banco hacia el vestuario. Y, obviamente, que ese trayecto del riojano no iba a pasar inadvertido para la gente de Boca. Durante toda su caminata fue acompañado por el clásico cántico “Vos sos de la B” que sigue a todo el pueblo riverplatense desde el fatídico descenso. Claro que el DT más exitoso de River no se iba a quedar callado: con una sonrisa pícara se señalaba y decía “Yo no, yo no” intentando sacarse responsabilidad del momento más feo de su club. Y si Ramón, vos no tenés nada que ver.
Desde el otro lado estaba Carlos Bianchi que después de su “siesta” de años se reencontraba con su archirrival al quien supo amargar en más de una oportunidad en su exitosísimo ciclo anterior. Que sea el Boca de “virrey” contra el River del “pelado” también generaba cierta expectativa. Se volvían a ver las caras los técnicos más de grandes de los más grandes.
Pero no mucho más. Luego del amague que hicieron los jugadores en el primer tiempo de jugar un gran partido de fútbol en el segundo se dejaron ganar por la cantidad de desperfectos que hubo.
El empate no le sirve a ninguno de los dos: Boca superó la cantidad de partidos sin ganar del 1957 llegando a 11 y sigue hundido últimos en puestos  de la  tabla con la cabeza en los octavos de final de la Copa en los que tiene ventaja sobre Corinthians de cara a la revancha en Brasil en 10 días. Mientras que River quedó a cuatro puntos de Lanús con la posibilidad de que Newell´s se le escape a seis si gana mañana. Muy lejos.

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