En los últimos años a Djokovic, "No le" gana nadie |
Es “el” jugador de las últimas temporadas, sin
dudas. Después de su impresionante explosión de 2011 (donde fue el ganador de tres de los cuatro grandes, ¡perdió
solo seis partidos en todo el año! y alcanzó por primera vez el número uno del
mundo), mucho se preguntaba con respecto a si iba a poder mantener ese lugar. “Nole”
respondió que sí. Porque si bien el 2012 no se acercó tanto a la perfección como
el año anterior y perdió la cima del Ranking por unas cuantas semanas en manos
de Roger Federer, él mismo se encargó de recuperarla (victoria mediante ante el
suizo) en Master de Londres, último torneo del calendario anual y así terminar
por segunda vez consecutiva un año en la
cima del escalafón mundial.
Con esos
pergaminos llegaba al Australian Open 2013 y las chances de ser el primer
tenista de la historia del torneo en la Era
Abierta en lograr la re-defensa de
sus coronas anteriores eran mucho más que concretas. Pasó las primeras tres
rondas sin ceder ni un set ni un juego de servicio y mostrando mucha solidez en
su juego. Todo venía muy bien, Novak avanzaba sin traspirar. Hasta que por los
octavos de final se vio obligado a mojar su camiseta si quería ganar. Su rival
fue el talentosísimo pero por demás inconsistente Stanislas
Wawrinka. El suizo jugó el partido de su vida, puso contra las cuerdas y tuvo
al borde del knock-out al serbio. Finalmente la experiencia en este tipo de
torneos pesó y el mejor de planeta venció por un muy ajustado 12-10 en el
quinto set después de más de 5 horas de juego. Rara va a ser la anécdota del compatriota
de Federer cuando les cuenta a sus nietos que la vez que más bien se sintió en
una cancha de tenis fue en una derrota. Que va a ser.
Si
hay algo que caracteriza a Djokovic, además de su enorme talento, es la rapidez
para recuperarse físicamente. Después de aquel partido maratónico con Wawrinka debía
afrontar los que, a priori, eran sus compromisos más complicados. Pero él
pareció ni enterarse. Simplifico de manera asombrosa a Tomás Berdych (número 6
del mundo) por los cuartos ganándole en cuatro parciales y lo demolió a David
Ferrer (4) cediendo solo 5 juegos en todo el match.
Así llegaba a una nueva final de
Gran Slam y en Australia donde ya había conseguido tres títulos. Su rival era
Andy Murray que venía de dejar en el camino a Roger y quería lograr su segundo
grande consecutivo luego de alzar el primero de su carrera en el US Open el año
pasado, venciendo en la definición a este mismo rival. Era una especie de revancha de lo ocurrido en
octubre en EEUU.
El partido arrancó parejo, ambos sostuvieron
su saque hasta llegar al tie-break, que por estar más fino, se lo llevó el
británico por 7 a 2. El segundo set siguió la misma tónica: ambos se hacían
fuertes desde el servicio y no le dejaban muchas chances a la devolución. Nuevo
desempate pero que ahora quedaría para Djokovic 7 -3. Set por lado y el tercero sería clave. Con el serbio ganando 4-3 se produjo la novedad de la final: un quiebre de
servicio que le permitió a “Nole” sacar para ponerse adelante. El cuarto fue un
monólogo de campeón defensor que gracias a su confianza y al bajón físico y tenístico del tercer mejor tenista del planeta lo termino cerrando 6-2 y coronándose por primera vez en la historia
tricampeón de Australia.
Novak Djokovic sigue demostrando
que, hoy en día, no hay nadie que pueda pelear el honor de ser reconocido como
el mejor de todos… ¿Alguien será capaz de ponerle un freno?
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